Porque la Essen no se raspa y porque con lo que cuesta una, no sirve como analogía para el panorama que queremos compartir hoy.
Así estamos. Raspando la olla para lograr que la pandemia no nos lleve puestos, y no hablo del tema sanitario o de la salud de todes.
Raspar la olla, dar vuelta el bolsillo, romper el chanchito, todas imágenes que hoy se repiten porque muches, pero muuuuches clientes/usuarios del segmento B2B de las comunicaciones en Argentina tenían, hasta hace una semana, facturación cero.
Y como dice Alejandro Prince, la «transformación viral» generó una expansión de la adopción de TICs que tenderá a quedarse en su mayoría; porque «nadie deja el celular, porque lo considera indispensable, hasta que le cortan la luz».
Hay que raspar la olla en las empresas porque según dijo la consultora MTN Consulting en un informe publicado el jueves «la industria de las telecomunicaciones se enfrenta a riesgos en la cadena de suministro, y los ingresos de los dispositivos y dispositivos móviles se verán afectados debido a la menor producción de teléfonos inteligentes 5G y componentes de los dispositivos».
No me toquen la olla!!! …o mejor dicho hablar ahora de la revisión de espectro para 5G? En serio?
Por estas pampas, raspamos la olla y hablamos del Fondo de Servicio Universal, porque si las grandes están con las alertas encendidas, imaginate las PyMEs y las cooperativas.
De ahí que es destacable la adecuación de las condiciones para una mayor inyección de Aportes No Reembolsables (ANR) que resolvió hace unos días el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom).
A grosso modo… (como diría el personaje de TOC), incrementaron la base de localidades dónde poner cash para proyectos de conectividad. Son 211 localidades nuevas, según dijo Claudio Ambrosini en la reunión de la Comisión de Comunicaciones en la que Carro estrenó cargo; porque elevaron de 10.000 a 30.000 el techo de cantidad de habitantes de las localidades elegibles para el beneficio.
También se aumentó de 20% a 30% el anticipo del monto asignado, se incrementó el importe por localidad de 10 a 20 millones de pesos y por proyecto pasó de un techo de 60 millones a 80 millones de pesos.
$66 millones es lo que ya se entregó en ANR, otros 45 millones de pesos se aprobaron para las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, para mejorar la infraestructura de redes de acceso a internet de banda ancha allí donde hace falta.
También nos enteramos la semana pasada, en la comisión de comunicaciones, que el Gobierno está poniendo 4,5 millones en televisión digital, para cubrir lo no invertido en los últimos años, porque al fin y al cabo el 35% de la población sólo accede a contenido audiovisual a través de la TDA.
Además supimos que el Programa Seguimos Educando tuvo más de 5 millones de visitas, y que hubo una lucha «cuerpo a cuerpo» para conseguir la gratuidad para esta plataforma y otros sitios educativos.
Quizás lo más relevante para ese que aparece como centro en los PPT de las empresas (PPT vs realidad, será otra charla), es haber conseguido el «no corte» del servicio, sea telefónico o TV, fijo o móvil, para la población más vulnerable.
Y pasamos en una semana de pensar en las poblaciones vulnerables como sectores estancos, a entender que la «movilidad social» para abajo está a la orden del día.
Entonces, dejamos de pensar en el que no pudo facturar y como lo aliviamos y empezamos a buscar nuevas formas de hacer las cosas para que en este contexto igual pueda facturar.
Pero ya sabemos que no es para todes igual.
Dos personas referentes en sus áreas usaron la semana pasada el AC y DC , antes y después del corona.
Uno de ellos, Alx Prince, sostuvo que «el mundo va a tener un cambio profundo en su relación regulatoria con las comunicaciones en el corto y en el mediano plazo».
Y ahí nomás agregó que «también vamos a ver en el mundo un capitalismo, una democracia, unas relaciones internacionales transformadas, una forma de Estado distinta de hacer las cosas», dijo Prince.
Ojo, quizás ya empezamos a verlo…