
El número dos del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), Gustavo López, es un viejo conocido del ambiente de «los medios».
Con su origen radical al hombro, lleva varias posiciones en el sector publico, nacional o de la ciudad.
Habitante de «la city», es de los que cuidan su imagen, sin exagerar, pero es claro que sabe como combinar colores y nunca se pondría medias con ojotas.
Hijo, esposo, padre, tío, muy familiero; de esos que saben como estar presentes aunque dure la cuarentena.
Defensor de la pluralidad de voces desde siempre, se bancó las críticas de les correligionaries cuando decidió defender la llamada Ley de Medios.
Disfruta de un asado con amigos, y de los buenos vinos.
En el ambiente se lo identifica como un tipo que «siempre estuvo cerca de la comunicación alternativa», ya sean medios cooperativos o las radios en línea.
«Ahí tenemos una buena oreja», dijo uno de los representantes de medios alternativos consultados por el rol de López en el Enacom.
En 2003 fue nombrado secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires por Aníbal Ibarra. Dejó el gobierno porteño en el 2007 y apoyó la designación de Julio Cobos como vice de Cristina Fernández.
Pero fue Néstor Kirchner quien en noviembre del año 2007 lo nombró director del Sistema Nacional de Medios Públicos, donde fue sucedido por Tristán Bauer en julio del 2008 y pasó a la subsecretaría General de la Presidencia; bajo las órdenes de Oscar Parrilli.
Su partido es Forja, y dicen que es el «típico radical» por lo estudioso, concentrado, capacitado, preparado… «pero en el fondo es peronista» …. por todo lo demás.