El informe destaca que «la evolución de las redes 4G y el surgimiento de la tecnología 5G plantean grandes desafíos para el backhaul móvil, que son los enlaces entre las estaciones base y el núcleo de la red. Si bien las redes de acceso 4G y 5G están ganando más atención, las mismas dependen de redes de backhaul de alta calidad. El backhaul debe evolucionar para soportar velocidades de datos significativamente más altas, tener una mayor resiliencia, soportar una mayor variedad de despliegues de red y extender la cobertura a las zonas rurales. Para su éxito, es fundamental contar con políticas y regulaciones eficaces.
Asimismo, sostiene que «los países que quieran convertirse en líderes mundiales en tecnología 4G y 5G deberán contar con redes de backhaul de primer nivel», y que «Si bien la fibra óptica sigue siendo el estándar de oro del backhaul gracias a su considerable capacidad de datos, el backhaul inalámbrico cumple una función crucial, ya que la fibra óptica no es accesible o asequible en todos los sitios. El backhaul inalámbrico terrestre es y seguirá siendo, por el momento, el método de backhaul más común en todo el mundo. Esto se debe, en gran parte, a la flexibilidad que ofrece. Desde bandas de backhaul inalámbrico de alta frecuencia (p. ej., de 70/80 GHz), que soportan las velocidades 5G más altas, hasta frecuencias de microondas más bajas (p. ej., de 6 GHz), que soportan grandes distancias de enlace para las estaciones base rurales.
En el mismo sentido, el informe de la GSMA plantea que «el backhaul inalámbrico terrestre continúa evolucionando mediante nuevas bandas de muy alta frecuencia, que serán esenciales para las velocidades que promete 5G, y soportando redes más densas conformadas por celdas pequeñas en zonas urbanas. Además, las nuevas tecnologías soportan significativamente más datos sobre el mismo ancho de banda; permiten combinar las bandas para crear canales más anchos, e incluso hacen posible que el espectro de acceso se utilice para el backhaul en ciertas situaciones (lo que se conoce como “backhaul en banda”).
Agrega, además, que «la combinación de nuevas bandas y tecnologías puede tener un gran impacto en el desempeño de las redes móviles y en los tipos de servicios que pueden habilitar. Los gobiernos y los reguladores nacionales deben poner de su parte para lograrlo. Es necesario que se disponibilicen nuevas bandas para backhaul terrestre, vitales para la tecnología 5G, y que exista una evaluación sobre cómo hacer evolucionar las bandas existentes para hacerlas aptas para la era 5G y las tecnologías futuras. Esto incluye ampliar los tamaños de los canales de las bandas claves y, lo que es más importante, sopesar las ventajas y desventajas de que otros usuarios accedan a bandas para backhaul. Por ejemplo, el espectro para backhaul está en riesgo ante el pedido de nuevas bandas sin licencia para Wi-Fi (p. ej., de 6 GHz) al igual que nuevas bandas de acceso 5G con licencia (p. ej., de 26/28 GHz). También deben evaluar cuál será la mejor forma de otorgar licencias de bandas para backhaul, las condiciones de uso, y cuánto cobrarles a los operadores por ese acceso».
«Actualmente, los enfoques regulatorios difieren bastante alrededor del mundo. En particular, la cantidad de espectro que está disponible varía considerablemente, lo que dificulta a los operadores soportar velocidades de datos más altas y tecnologías más modernas. El costo que deben pagar los operadores a los gobiernos para obtener acceso a espectro para backhaul también varía: algunos mercados tienen precios 22 veces más altos que el precio promedio mundial, y 59 veces más altos que los mercados con los menores precios», sostiene la entidad organizadora del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, Los Ángeles y Shanghai.