Hete aquí uno a quien el mercado de telecomunicaciones le pintó canas, no es la edad, es la industria.
La sensación es que Rava estuvo siempre. Imaginate que era el que armaba los planes comerciales de Movicom. Si, Movicom, la primera empresa de móviles de Argentina. En aquel tiempo hacía planes de negocio y «forcasteaba» ingresos por SMS y ringtones (millennials consultar a google).
Hoy, es el presidente de Telefónica Argentina y le toco asumir el control en plena lucha cuerpo a cuerpo con su competencia «convergente».
Menos mal que le encanta la filosofía, la única manera de surfear y ver el panorama global de los tiempos que corren en Argentina.
Comercial, estrategia, fusiones de servicios, Rava estuvo en todas estas áreas en el grupo.
Con la fusión de Movicom y Unifon (año 2005) tomó las riendas de la nueva Movistar en Argentina y en Uruguay; en el 2009 lo llevaron a la tierra madre para manejar nada más y nada menos que el negocio residencial en Telefónica España, allá dónde las regulaciones habilitaron la convergencia de telcos y media.
También fue director de Estrategia y Desarrollo de Negocio para Latinoamérica, para en el 2012 volver a la Argentina (creo que ahí empezaron a salir las canas) para hacerse cargo de Movistar y el despliegue de 4g.
Desde el 2016 está al frente de Telefónica de Argentina y como dijimos, en un mercado distinto marcado por una cancha desnivelada tras la fusión de Telecom y Cablevisión.
Como buen hincha de Chacarita, Rava tiene la habilidad de escuchar con cara de interés, los discursos de personas sin mucho expertise en comunicaciones. Un gentelman, diría mi tía.
En las charlas cara a cara, tiene la particularidad de recurrir a metáforas simples o paralelos sencillos, para dejar en claro su opinión. Tampoco es un bálsamo, el hombre.
Parco, nada de andar regalando sonrisas por que sí; saca al tano ancestral cuando la discusión se polariza. Digamos que le gusta plantar posiciones.