De entrada Linkedin me recuerda que Poggio «empezó a estudiar en la Universidad Nacional de la Plata antes que tu»… pero claramente fuimos a facultades diferentes…
Edmundo Poggio, definido por amigos y contrincantes como «uno de los fundadores, con conocimientos del sector, desde lo comercial, el negocio, lo técnico, lo regulatorio y lo político»; «indiscutible su capacidad para verla antes»; «un bronce»; «un duro»; «gran maestro»…. y siguen las loas.
Cuenta la leyenda que el joven Edmundo, en los 80, desde Microsistemas, nace al mercado. La MSC101 y su evolución ubicaron a la empresa en la década del 90 como lo que hoy llamaríamos una firma de base tecnológica, a la vanguardia de la innovación. Para los millennials y zentennialls del mercado, les cuento que esa computadora «de propósito específico» como se decía, con teclado, disquetera externa y un gabinete con pantalla de fósforo verde, tenía 8KB de memoria RAM; y pemitía por ejemplo medir la producción de hormigón, en una cementera, o software mediante (obvio que hablamos de Basic y Cobol), instalada en una financiera calculaba intereses y …cha chan chachan… con la mismísima se lograron hacer transmisiones a través de ARPAC, la red digital de ENTEL, para sincronizar la información de las sucursales durante la noche.
Ahi estuvo Poggio. En esa trinchera de la innovación en los albores de internet. Fue General Manager hasta el año 1990, cuando ya SADE (Perez Companc) había comprado la empresa corbobesa.
Vinieron los 90, con su caudal de privatizaciones y Poggio entra a Telecom Argentina, cuando la empresa pasa a manos de franceses e italianos (cuántos recuerdos de las peleas «tecnológicas» entre tanos y franchutes!)
«Durante muchos años fue el tipo que más entendió las telecomunicaciones en Argentina», era un «duro» que llevó adelante la estrategia de Telecom.
Quienes trabajaron bajo su supervisión destacan su constante motivación y en particular, remarcaron que a diferencia de la norma del mercado, Poggio alentaba y promovía a las mujeres dentro de la organización.
Hincha de Estudiantes de La Plata, me cuentan que le gusta el fútbol pero especialmente disfruta salir a pescar. Lo imagino con su chaleco de pescador, con sombrero y bermudas, a la espera del «pique».
No, mentira, cuesta mucho imaginarse a un Poggio a la espera de los acontencimientos. Claramente es la pesca la otra cara de la moneda.
Porque la imagen de Poggio, siempre vestido con colores claros, nunca una camisa hawaiana, es del tipo proactivo. Como buen observador de lo que ocurre en el mundo, impulsó en estas latitudes varias innovaciones como el formato OMV.
Fue el ejecutor del «piquete tecnológico» del año 2004, conocido por les mayores como yo como el G4, en el que las grandes del mercado pegaron el portazo del NAP de CABASE y su modelo de interconexión. Fue también quien se opuso con firmeza al congelamiento de tarifas post 2002.
«No es terco, es decidido», sostienen quienes más lo conocen.
Funcionarios -especialmente reguladores- de todos los colores posibles conocen de su sapiencia. Les periodistas disfrutábamos de sus palabras, porque siempre veía más allá. Hace muchos, pero muuuuuuuchos años (mínimo diez) avisó que el 80% del tráfico lo consumía el 20% de la población, y que ese tráfico era esencialmente video.
Su oficina era una muestra de su personalidad, sin estridencias, sencilla, casi minimalista, apenas alguna biblioteca acompañaba su escritorio.
Poggio, siempre fue la figurita difícil. Pero quien quería entender este mercado debía, y debe, escucharlo. Al menos así, lo veo yo.