
Listo. Ya está. Entramos en la época del año en que pese a experiencias anteriores insistimos en creer que el 31 de diciembre todo se termina, por lo cual, calendario en mano, ajustamos horarios para encuentros, notas, entrevistas, trabajos, presentaciones, etc. etc. etc.
Tiempo de tendencias, proyecciones…. a varios años vista, porque si algo enseñó la pandemia (que no terminó) es que todo lo planificado puede incinerarse a si mismo, porque al fin y al cabo, la realidad manda.
Recordemos que estamos en Argentina, año 2020, pisando diciembre… y que después vendrá el 2021, año electoral, dicho sea de paso.
Recordemos que en Argentina están congelados los precios de las telecomunicaciones hasta el 31 de diciembre; que la pobreza creció a más de un 40% y que el Estado desembolsó fuertes sumas (700.000 millones de pesos) en ATP, que nada tiene que ver con los del tenis, sino con ayudas concretas en cash a empresas para sostener actividades y puestos de trabajo.
En particular, parte de esta industria, la de medios, fue también receptora de esos ATP.
Vale recordar que como todes les que vivimos en estas pampas, las empresas del sector están impactadas por la devaluación de la moneda.
Hemos escuchado durante los últimos días a las empresas sostener que la inversión publicitaria cayó en este año, de la mano de la caída general de la economía.
En ese sentido, un dato revelado por el trabajo de Agustín Spada y Santiago Marino para la fundación Rosa de Luxemburgo y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, que no podemos soslayar, es que «desde 2014 los volúmenes publicitarios tuvieron un retroceso en su evolución post-crisis de 2008».
«El último año completo registrado por los datos de la Cámara Argentina de Agencias de Medios muestran que 2019 tiene un nivel de inversión de casi el 50% de lo registrado para 2014 en dólares», pero además «la publicidad en plataformas digitales ganó muchísimo terreno en los últimos 10 años con el resultado, en 2019, de quedarse con uno de cada cuatro pesos invertidos en el mercado publicitario».
Los «grandes derrotados» por el avance de las plataformas fueron «la gráfica (diarios y revistas), la vía pública y la televisión abierta (aunque las señales de pago sostienen una participación constante de la industria en la distribución total)» mientras que «para la radio, el crecimiento ha sido sostenido en el mismo período en el que creció la publicidad digital», según el trabajo citado.
En el «ecosistema digital» en el que estamos inmersos, y de acuerdo al círculo virtuoso de la economía, con menos ingresos las empresas deberían achicarse, o bien concentrarse, que es uno de los fenómenos que vienen ocurriendo desde hace ya unos cuantos años y que se acentuó en los últimos dos.
Sólo como ejemplo citamos Disney + Fox, y Canal 9 comprada por el Grupo Octubre.
Se concentran los medios y surgen nuevos medios, algunos de ellos sin mucha espalda financiera, pero con mucho contenido y con una capacidad de generar comunidad con «la audiencia» que vendría a ser algo así como la cristalización de los dichos de Zygmunt Bauman.
Esa creación de comunidad, para algunos, se transforma en una variante a la venta de ejemplares por unidad física de mi generación (básicamente comprar el diario) y tienen una comunidad que les da soporte.
Estos modelos de financiamiento colectivo, aparecen como la alternativa de la llamada economía solidaria, que en rigor visualizamos sólo bajo el concepto de cooperativas.
La crítica a que la audiencia financia y por lo tanto marca la línea editorial se cae por si sola cuando aceptamos que es lo mismo que pasa con la audiencia de los grandes medios.
Y ahora, dejamos pasar a les filósofes y sociologues, para que elles analicen como impacta en la sociedad el hecho comprobable de que cada quien escucha, lee y mira a quienes piensan como une… por esto del sesgo de confirmación y los algoritmos de las plataformas para «juntarnos» con los gente con nuestros mismos intereses, entre otras modernidades.
Mientras tanto evaluamos y analizamos como se sostienen los empleos en esta nueva economía con barbijo.
Hasta la semana que viene.