O mejor dicho «El Talibán».
Alejandro es una persona dedicada desde siempre a la comunicación, a las estrategias de comunicación, comunicación empresarial, comunicación corporativa…. pero su principal habilidad es construir historias, personajes, empresas, amistades, enemistades.
El director de la consultora Vértice, tal su rol formal, se ganó el apodo de «El Talibán» allá lejos y hace tiempo cuando acompañó al entonces Secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, en la gestión pública.
No había pasado una semana en su función de director de prensa, que ya se había enfrentado en fuertes tonos con les periodistas de La Nación, Clarín, El Cronista y Télam. Así como les cuento, de un saque en una misma semana discutió con les cuatro.
«Vos sos un talibán», le aseguré en ese momento. De ahí en adelante, una vez reconocidas la tozudez de uno y otro, avanzamos en el sinuoso camino de la comunicación con una honestidad a prueba de operaciones.
En una época en que las operaciones de prensa estaban a la orden del día y aturdían a los periodistas más preparados. Tiempos en que pedir documentación que avalara los dichos era cosa de periodista «pesado» y Paolini lo sabía. Por eso adjuntaba siempre el «archivo» que los «pesados» necesitábamos.
Un repaso por los testimonios de quienes saludaron con un video los 25 años de Vértice, demuestra el nivel de profesionalidad de Paolini, ya que su empresa supo asesorar a corporaciones de un lado y del otro de la grieta, de la verdadera grieta, la del poder económico.
Grandes empresas y cooperativas, Telcos y cableras, ONGs y corporaciones. Unas y otras han tenido algo que ver con Paolini y su equipo; porque vamos… que no está solo.
Hace poco en una reunión realizada en Arsat, volví a verlo en acción, yendo y viniendo hablando con uno y otro, llevando periodistas a que hablen con funcionarios y a funcionarios para que hablen con periodistas, con la misma energía que hace…años atrás.
Escucharlo hablar de su propia historia, da la sensación de que no tiene 51 sino mil años… es lo que pasa cuando alguien vive apasionadamente.
Adora a su hija, su compañera y a los hijos de ella. Cuando habla de elles, demuestra que es un ser humano, y no un robot.
Su capacidad de laburo es indiscutible, es capaz de discutir con un periodista mientras corre en la cinta, o cuando maneja por la autopista. En tiempos de crisis o de alto nivel de conflictividad, es de los que mandan audios a las 23 y/o a las 6 AM como si nada.
«Estas?» pregunta después de mandarte mínimo tres mensajes que ignoraste por estar durmiendo o simplemente porque no estás mirando el teléfono… Y si querés hacerlo enojar contestale «hoy no estoy».
Como dijo Eduardo Anguita ese «iracundo melenudo» que estudiaba en la UBA, tenía un «gran manejo» para la relación con los pares y con los docentes. «los años no lo han mejorado», dice Anguita y yo le creo.