Ya, ya, ya… faltan horas, minutos y segundos para que el gran pueblo argentino vaya a las urnas y defina qué proyecto político conducirá su destino los próximos 4 años.
Y no es una elección cualquiera, pues se cumplen 40 años desde la recuperación de la democracia.
Sí, la recuperamos… de las manos del poder de facto cívico militar que arrebató a les habitantes de este suelo sus derechos civiles, su libertad de expresión, su vida en muchos casos.
«Y era chica, no me acuerdo»… frase escuchada hasta el cansancio, como si uno tuviera que haber vivido en la época de San Martín, que es el Padre de la Patria, o de Belgrano o de Alberti para saber qué hicieron, qué pasó, cómo fue, qué hicieron.
Somos quienes somos porque sabemos de dónde venimos.
Y somos Argentina, el mejor país del mundo, el de los cuatro climas, la diversidad productiva, el mate compartido y la charla de cafe.
Campeón del mundo… tres estrellas
Y es en esta seguridad de quienes somos como pueblo que me pregunto, cuán mal hemos hecho las cosas quienes creemos en el sistema democrático que no advertimos con la seriedad suficiente la presencia agazapada y atenta de quienes priorizan el yo sobre el nosotros, que sueñan con ejercer poder por sobre el resto y generar un país que excluye.
Y qué tiene esto que ver con el sector de telecomunicaciones? Pues repasemos…
Comunicaciones fue una de las áreas privatizadas en los 90 (yo estaba, no era taaaaaan chica y me acuerdo).
Tras la privatización hubo tiempos de sostenimiento del duopolio. Y luego si, a fines del 2000, se declara la «apertura» del mercado… con la ilusión de que las «entrantes» coparían la parada de las «incumbentes».
Como el capitalismo no se aplica sólo al bolsillo cotidiano, desde entonces las empresas medianas, tuvieron sus mejores y peores momentos siempre a los codazos regulatorios y «pescando en un río de clientes insatisfechos», como solía decir un empresario de esa «época».
Las «grandes», no todas incumbentes, al ritmo de la evolución de la tecnología, y por ende de los servicios que usan quienes pagan -llámese consumidores-, enfrentaron cada desafío con dos acciones habituales… comprando las empresas que habían generado una respuesta a las nuevas demandas, o bien invirtiendo y desarrollando los nuevos servicios.
De allí el cambio de perfil de cada una de ellas…. historia bastante actual como para evitarme tener que repetirla.
Pero en definitiva, las comunicaciones fueron, son y serán un servicio esencial para las sociedades, que no están ajenas a las decisiones políticas que tomen les ciudadanes.
Un proyecto político que plantea la salida del Estado de actividades tan relevantes como el transporte, la educación, la salud… también tiene en su mira a la única empresa estatal nacional de comunicaciones, Arsat.
Empresa que no sólo lleva adelante la política satelital de la Argentina, sino también la que administra la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO), la Televisión Digital Abierta (TDA) y uno de los centros de datos más importantes de la región.
Asimismo ese proyecto adelantó la eliminación de regímenes especiales como el de Tierra del Fuego, o el de la economía del conocimiento. Ambos ratificados como política de Estado…pero bueno, la motosierra no discrimina, vio?
Por otra parte, el otro proyecto propone fortalecer el Estado y eficientizarlo. Convoca a un gobierno de unidad nacional, tiene una iniciativa de desarrollo industrial, promueve exportaciones con valor agregado, asegura la continuidad de políticas públicas, como la educación pública, salud pública, generación de empleo y justamente respecto del sector, sostener a Arsat, al Conicet, la economía del conocimiento, la ciencia y la tecnología.
Son dos proyectos.
En manos de las, los y les argentinos quedará la definición de qué proyecto político apoyar.
El que alentará la importación de productos terminados o el que priorizará la producción nacional, el que desmembra la conectividad entre provincias, entre localidades, entre comunidades, o el que fomenta el desarrollo federal, y asegura el arraigo con más y mejores servicios en todo el país.
Podría haber hecho este EnOFF hablando de la licitación de 5G que se realizará el 24 de octubre, sea cual sea el resultado electoral.
O sobre el ranking global de velocidad en internet móvil (en el que Argentina subió un puesto) y fija (en el que bajó dos).
Pero todo eso lo pueden encontrar en tantos y tan buenos trabajos periodísticos de otres colegas.
En Argentina, a 40 años de la recuperación de la democracia, nadie puede fingir ignorancia sobre lo que está en juego en estas elecciones presidenciales.
Hablarán las urnas, hablará el pueblo.
Hasta la semana que viene 👋🏼