Un perfil para musicalizar con los ritmos de Charly o los Rollings, porque a Adrián Di Meo, le gusta mucho el rock and rooollll.
Formalmente Adrián es el Chief Technology and Information Officer (CTIO) de Telefónica de Argentina…. o Movistar si les gusta más.
Nacido en «la capi» y criado en Caseros, ahí nomas, en el primer cordón del conurbano, el joven Di Meo se recibió de técnico electrónico en el Instituto Leonardo Muriado, para seguir luego en la gloriosa UTN (se me escapó, perdón) la carrera de Ingeniería.
Como buen sub 50, cuando habla de «la crisis argentina», se refiere a la de principios de siglo (2001-2002) y en ese momento, en una muestra de su buena lectura de la realidad, se dedicó a hacer un MBA
«Pensé que el mejor lugar en dónde invertir mi plata era en mi cabeza», afirma Adrián cuando recuerda esos tiempos.
Hay registro de que sus primeros «palotes» en Telefónica los hizo allá por el 2008, y cuanta la leyenda que estuvo 3 años para hacer el «gran salto» y pasar a ser CTO en O2.
Lejos pero interesante verdad?
No le gusta mirar deportes. Podríamos decir que casi no mira tele y según dijeron quienes más lo conocen «hace un tiempo empezó a andar en bici y con la pandemia pedalea de lo lindo».
No terminamos de entender si actualmente mantiene o no su cargo de profesor en la UADE; pero si sabemos que disfruta mucho dar clases, ayudar a abrir mentes, contagiarse del dinamismo de les estudiantes.
Fanático de la ciencia ficción, «si no fuera CTIO, me gustaría estar a cargo de una línea de montaje de algo. Garantizando producción 7×24 😊»… o sea que se imagina ser un robot, claramente.
Bueno, en serio… un tipo con sentido del humor, reconocido por sus colegas como un «motivador nato».
Se describe a sí mismo como un «optimista infundado» y suele decir que su trabajo es ser «removedor de excusas».
Lector asiduo de George Orwell, Huxley, Asimov, Taleb, John Katzenbach, y así de refilón, aparece José Saramago.
Ese optimismo, mezclado con la ciencia ficción, tal vez hayan sido la causa de varias iniciativas dentro de la compañía.
Cuentan que fue en una sobremesa de empleados de la empresa en Mendoza, a poco del lanzamiento de las primeras antenas 4G, cuando propuso hacer alguna acción para «aumentar el orgullo de los equipos de trabajo»; Y como locos en este ambiente hay varios, uno de los comensales, al que llamaremos Oscar, sugirió «por qué no ponemos 4G en el Aconcagua, sería el más alto de América seguro .. y por ahora del mundo».
Así que ya sabemos a quién le deben un par de colegas el «apunamiento» que se agarraron cuando fueron a cubrir el encendido de la radiobase 4G en Plaza de Mulas.
Con colegas así, con optimismo nato, y teniendo la tecnología a mano, cuantas cosas más pueden surgir y cuántas no nos hemos enterado.