Típica arenga de los próceres argentinos en batallas por la Independencia, trasladado en los siglos siguientes a distintos ámbitos, hasta, Solita mediante, la primera edición de Gran Hermano en el país.
Adelante mis valientes! Que en tiempos de incertidumbre económica, hay que dar batalla… o por lo menos ayudar a despejar dudas.
Tiempo loco el que vivimos, en el que alguien que pase 24 horas frente a la pantalla sólo viendo programas económicos y políticos, sale más confundido que con ideas claras.
Mucho tiempo atrás, en el siglo pasado, la globalización se instalaba en todos los discursos, con un subtítulo digno de ser recordado «estamos tan conectados que estornudan en China y sienten escalofríos en América».
Así pasamos la crisis del tequila, la del arroz, aprendimos que era la vaca loca, la peste porcina, la gripe A, y que la nueva economía tenía un límite: la cantidad de dinero que «el mercado» tenia disponible para invertir.
No obstante aquellas lecciones, hoy tenemos un mundo tan conectado que una guerra en territorio europeo, impacta en la realización de negocios de todo el mundo, en el valor de la energía y de los alimentos, y lleva a las economías desarrolladas a descubrir algunos males que estaban relegados a los países en desarrollo, como por ejemplo la escasez de recursos y la inflación.
Si hasta España, en un gobierno alejado de la ideología del eje Cuba-Venezuela, anunció impuestos especiales para las ganancias extraordinarias de las empresas de energía y de finanzas; o Francia que anunció la nacionalización de su empresa de energía…
Habrá judicialización de estas medidas?
¿Tanto se diferencian estas decisiones de otras tomadas en la historia argentina, que de inflación y crisis económicas tiene experiencia para dar cátedra?
«Ahora nos entienden! Es más, ahora nos escuchan y piden consejo», dijo a TelcosMedia uno de los tantos ejecutivos de empresas multinacionales que lidia con pares y superiores afincados en otros países para quienes la inflación es una novedad absoluta.
Aunque algunos de esos países novatos en contextos inflacionarios no tienen los agravantes de la economía argentina, dónde la pobreza no es una metáfora, donde es «natural» que haya familias en la calle, tan natural como evadir impuestos para justificar el sostenimiento del capital, según dichos de un ex presidente.
¿Y a qué viene todo esto? En primer lugar, para contextualizar que mientras los países novatos ven sus expectativas alteradas por un inflación de 10% anual, en Argentina la interanual ya llegó en junio al 64%.
En servicios de comunicaciones, la interanual marcó 21%, ¿lejos de la general, no? Pero también es cierto que los pagadores de este incremento son los mismo bolsillos afectados por el número general y más grande. #TodesSomosConsumidores.
Ahora bien, Manuel Trajtenberg, economista cordobés, dijo esta semana que «La inflación es una creación humana, no de la naturaleza. Así como se creó, se puede solucionar. Tener fe en eso es una parte importante del remedio».
«Una de las cosas que mantienen la inflación y la empeoran es cuando la gente tiene expectativas de que va a seguir porque no cree que los gobiernos puedan darle solución. Esa creencia alimenta la inflación porque, al esperar que los precios suban, se gasta rápido el dinero. Hay que convencer a todos de que se puede vencer la inflación y para eso se necesita un mínimo acuerdo nacional en dos niveles: político y sectorial».
«Se debe dar un acuerdo político nacional y que todos entiendan que no es un asunto partidario», dijo el economista citado por el diario Perfil, quien fue director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel y el año pasado fue elegido miembro honorario de la AEA… no la AEA de acá…sino la American Economic Association, aclaremos.
Sus dichos, no están lejos de lo planteado el oootro fin de semana por la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, cuando desde Santa Cruz habló de la necesidad de un «gran acuerdo nacional», propuesta poco explorada por los medios en los días subsiguientes.
Que el árbol no te tape el bosque. Me dicen muy seguido.
Y en eso estamos. Pero el árbol vuelve una y otra vez al centro de la escena.
El árbol es el valor del dólar y la inflación. El árbol es que te avisen que falta o que faltará o podría faltar café, comida para mascotas, papel higiénico… casi como una réplica del «no hay tampones» de enero del año 2015, que duró dos semanas, pero quedó en la mente de muches.
Malvada memoria mía, que al escuchar y leer esas advertencias me lleva al «Mordisquito, a mi no me lo vas a contar» de Discépolo, que en el relato del año 1951 protestaba porque no había té de Ceylan…
Mirá vos… 1951…
Vayamos más cerca en el tiempo. El año pasado, según datos de la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (Cicomra) elaborados por Prince Consulting, el sector de telecomunicaciones facturó 552.000 millones de PESOS, y el 71% de la facturación correspondió a la telefonía móvil + trunking.
Los móviles son seguidos por internet con un 13% de participación y el hardware de telecomunicaciones con un 10%.
A la sazón, esta semana que pasó la consultora Claves difundió que el sector telco facturó el año pasado 10.000 millones, pero de verdes billetes. Dólares, por si no se entendió.
En este caso «si se analiza el total de facturación del sector de telecomunicaciones, la telefonía celular se mantiene como el principal negocio representando un 45% de la facturación total».
Acá ubican como segundo mercado a la TV paga (ojo que la estadística de Cicomra no incluye este segmento) con el 22% de facturación, internet fija con un 18%, telefonía fija con un 9% y comunicación audiovisual con 6%.
En este mercado «menos del 10% de los consumidores pidieron la prestación básica universal», indicaron a TelcosMedia, para rápidamente agregar que «sirvió de precio de referencia» ya que las empresas/cooperativas ofrecieron planes «un poco por arriba de la PBU en pesos pero con más prestaciones».
Y si. Algo así pasó, además de que los usuarios más vulnerables, optan por ir cargando con tarjeta el servicio, a medida que logran juntar los pesos.
Por lo cual, quizás, digo, sugiero, considero… que se podría analizar una opción que entienda la lógica del consumidor vulnerable, que no paga un postpago.
Pero qué te voy a contar !!!
Así que, como ya escribí demasiado… Adelante mis valientes, encaremos la semana.