Al mejor estilo Burt Simpson, el último fin de semana se escuchó en varias empresas de internet : «yo no fui».
Porque mientras el calentamiento global deja seco el Paraná, se inunda China, Alemania y hay incendios por todos lados, acá la crisis la desata un corte de internet.
Que no es el primero y seguramente no será el último.
Pero cuyas causas, hasta última hora de ayer no tenían una explicación clara y publicable. Si vamos a poner lo que dice un competidor del otro… estamos al horno.
Que los prefijos de una red, que saturación en otras, que tocaron algo en Las Toninas…
Calma gente! Que al fin y al cabo la responsabilidad es del sistema capitalista, seguro! Ahhh… no? Bueno, ponele.
Para entender los nervios que se activan con un corte, viene bien revisar lo que según Statisa ocurre en un minuto -que por ahora siguen siendo 60 segundos- en internet a nivel global.
500 horas de video en YouTube, 197,6 emails, 695.000 historias en Instagram, casi 70 millones de mensajes (WhatsApp y Facebook), 2 millones de deslizamientos en Tinder y 1.6 millones de dólares estadounidenses gastados en línea.
Aparecen también 9.132 de contactos a través de LinkedIn… y no aparece nada de Twitter. Y tampoco hay mención a las transacciones de fintech.
Y tampoco aparecen otros usos que pandemia mediante pasaron a ocupar un rol relevante en el uso cotidiano de la red: certificados de circulación, DNI digital y, en algunos países, el ya implementado certificado sanitario que te permita el ingreso al shopping, el bar o al teatro.
Y si se cae internet justo cuando vas a entrar al bar a encontrarte finalmente con tus afectos en modo presencial? O cuando vas a tomar el tren/bondi y te piden el certificado de vacunación o permiso de circulación?
Mejor imprimirlo… y vamos viendo.
Mientras los spots de campaña inundan los sitios, los programas de TV y radio, nadie, -pero nadie-, habla de la conectividad. Y si la mencionan es sólo para vincularla a la escolaridad y el debate de la presencialidad.
Mis allegados saben que en campaña recomiendo no escuchar a les candidates, sino revisar que han hecho en sus vidas.
Y más cuando será el próximo Parlamento, con la constitución que resulte de estas elecciones parlamentarias, el que deberá discutir cuestiones fundacionales, reforma laboral incluida.
Y no porque haya condicionamientos de afuera, o al menos no sólo porque existan o puedan existir, sino porque la pandemia puso todo patas para arriba, porque hay un altísimo porcentaje de la población en la pobreza, porque hay trabajadores en relación de dependencia con sueldos que no llegan a cubrir la canasta básica, porque se habla de reducir jornadas laborales sin reducir los ingresos.
Porque se estimula el consumo, para asegurar la recuperación de las industrias y lejos, muy lejos, quedaron los discursos sobre salir mejores luego de la pandemia.
Con mucho esfuerzo algunes candidates meten el tema del cambio climático mientras las ciudades no encuentran la vuelta a cómo producir sin tener una circulación de vehículos generando niveles de contaminantes en el aire de la pre-pandemia.
Hablando de aire, les debo un análisis sobre la banda de 6 GHz y a dónde y a quién van los 500 MHz de los 1.200 MHz que tiene la banda y que según dijo el Enacom están siendo liberados.
Mientras, sigo añorando el tiempo sin bocinazos en la calles, separo cartones y vidrios y corto las bolsas plásticas que no reutilizo para meter en botellas.
Hasta la semana que viene!