Por Juan Gnius (*)

Sin entrar en apreciaciones de cómo funcionaron, los espacios gubernamentales que rigieron el sector TIC fueron perdiendo jerarquía dentro del organigrama del Poder Ejecutivo. En otras palabras, las TIC parecen cada vez menos importantes para el Gobierno.

El decreto 50/2019 establece que el órgano político que regirá el sector TIC en los próximos años será la Subsecretaría de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Dependerá de la Secretaría de Innovación Pública -junto con otras cuatro Subsecretarías, incluyendo Gobierno Abierto y País Digital- dentro de la Jefatura de Gabinete. El nombre que suena para la Subsecretaría TIC es Martín Olmos, licenciado en Ciencias Políticas de la UCA, especializado en ciencia de datos del ITBA y magister en Políticas Públicas de la Universidad George Washington.

De acuerdo con datos del ENACOM, entre enero y septiembre de este año, las telecomunicaciones (servicios fijos, móviles y de TV paga) facturaron 354.000 millones de pesos, el equivalente a 6.000 millones de dólares (oficiales de esa fecha). A esa cifra debe agregarse el resto de los servicios que conforman el universo TIC.

Sin embargo, valorar la importancia del sector solamente desde el punto de vista económico es de mirada corta.

Desde hace años las TIC vienen ganando importancia en el quehacer diario de las personas y la sociedad. Y su papel transformador se acelerará. Tecnologías como 5G, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Big Data, Realidad Virtual, etc., etc. impactarán en los procesos de otras industrias (ya lo están haciendo) con la aparición de nuevas cadenas de valor y la formación de nuevos ecosistemas productivos. Y su consiguiente impacto en la sociedad.

Las TIC, en definitiva, dejaron de ser un silo y conforman cada vez más un sector transversal a otras actividades, tanto productivas como de ocio y entretenimiento. Algunos países de América Latina tomaron nota de esto y comenzaron a implementar planes nacionales que interrelacionan diferentes ministerios y dependencias. En síntesis, los organigramas estatales deberían comenzar a reflejar estos cambios.

El autor es consultor especializado en telecomunicaciones y editor de Signals IoT

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