
Acá estamos, con mis disculpas por la demora en la salida regular de TelcosMedia, que adjudico directamente a que estoy enfrascada en la defensa del único medio de alcance nacional con contenido federal, la agencia de Noticias Télam, que se suma a la parva de conflictos gremiales que ocurren hoy por hoy en mi querida Argentina, debido a la política nacional que procura la licuación de los ingresos de quienes viven de su trabajo y la eliminación de puestos de empleo.
Dicho esto, y enfocándome en el mercado que nos ocupa, 24,7% es el promedio de los incrementos de los precios de los servicios de comunicaciones (móvil, fijo, telefonía, internet y sigue la lista) en febrero.
Una vez más, el sector se ubica en el primer lugar del ranking de las actividades que más caras le resultan a les argentines. Sí, con e.
Detrás de comunicaciones se ubican transporte con 21,6%, vivienda (agua, gas, electricidad) con 20,2% y bebidas alcohólicas con 17,7%.
El promedio de la inflación de febrero respecto de enero se ubicó en 13,2%.
Empujada hacia abajo por rubros como prendas de vestir y calzado que marcaron 7,2% de aumento, recreación y cultura con 8,6% y educación, que EN FEBRERO registró un incremento promedio en sus precios finales del 9,9%.
La variación interanual del promedio de inflación se ubicó en la módica suma de 276,2%…
Entretanto, abundan los informes sobre la caída estrepitosa del consumo minorista en los últimos dos meses.
Y, por suerte, nadie se atreve a decir en estos días que «las telecomunicaciones no caen en las crisis».
El mercado aprendió a ser cuidadoso con sus relatos, especialmente en un país dónde las crisis dejan heridas profundas.
Y dónde las distintas actividades aprendieron por las malas que si no hay empleo no hay consumo, y que sin consumo no tienen ingresos… aunque hayan desplegado toda la fibra o invertido todo en innovaciones.
Como dos más dos es cuatro, digamos que en el mundo real, en el de esas callecitas de Buenos Aires que tienen un no se qué, la morosidad se expande y la pérdida de clientes es preocupación para todos los equipos comerciales.
Cierto es que sin internet no hay vida social, económica, estudiantil, ni laboral posible… pero si tanto se tira de la cuerda… pues se puede caer en el deterioro de ese servicio tan esencial para las personas, como el agua potable o la electricidad… que también aumentan.
Mientras algunos esperan pasar el desierto en camino a la tierra prometida, otros ven que quedarán en el camino, no solo clientes, sino pequeñas empresas que no podrán sostener su existencia.
¿Estoy pesimista? No. Solo ocurre que esta experiencia ya la viví. Cuando abran los portones de la importación podrán comprar los anhelados equipos que, quizás, logren vender sólo a un grupo de familias.
Pero en el mundo real los tiburones se comen a los peces chicos, incluso a aquellos peces tan flexibles que supieron hasta hoy sortear los vaivenes de la siempre difícil economía argentina.
Que la fuerza les acompañe… por lo menos, hasta la semana que viene!