Y sí. Al final, toda la discusión sobre privacidad vs aplicaciones de rastreo de contactos y geolocalización se resume en una brecha ideológica entre quienes sienten que el Estado es otre y quienes se sienten Estado.
No, juro que no estoy bajo el influjo de ninguna bebida espirituosa. Pero antes de encerrarme en el debate por los datos, quiero confirmar a todes que las plantas de electrónicos de Rio Grande (Tierra del Fuego) están habilitadas a trabajar desde el jueves pasado. Y las de Usuhaia (incluyendo las de Newsan) reabren producción este miércoles.
Listo, ahora sigo con el debate por los datos, los tuyos, los míos…. les nuestres?
Sólo digo que no es la primera vez que ante una aplicación de utilidad social se destapan los debates -válidos por cierto- sobre la privacidad de los datos.
Mi problema personal es tener memoria. No tan lejos están los debates por la utilidad de la SUBE y por qué iban a saber qué medio de transporte tomábamos, cuándo, a qué hora, con qué frecuencia y todo porque se quería trasladar el subsidio directamente al usuario.
Hoy el tema es Cuid.ar, la aplicación que hicieron en dos semanas 100 programadores de empresas argentinas de software.
Que nos geolocalizan, que saben dónde estamos (yo, en casa, desde el 20 de marzo, claramente), que ahí está el certificado de movilidad…
Gente a la que respeto muchísimo me dice «hay que revisar bien el tema. Por las dudas yo no la descargo», y claro, porque la mejor manera de evitar el uso indebido de tus datos es desconectarte.
Ahora, pregunto… cuántas personas que hoy cuestionan la app de Cuidar, descargaron ZOOM en sus dispositivos durante esta cuarentena? Cuántas que cuestionan la aplicación tienen el dispositivo de rastreo en el auto? Cuantas habilitan a que Google sepa dónde estás? Cuántas no se preocupan porque su tarjeta de crédito sepa dónde, qué y cuándo compró cada cosa?
Entonces, el problema no es si saben o no dónde estás, sino que sólo protestamos cuando esa información públicamente se la damos al Estado. Ese Estado que para algunes somos todes y para otres son elles.
Hace ya varios años, mi socióloga favorita me dijo en una entrevista radial que la discusión por la privacidad ya no tenía sentido, en un mundo dónde todes eramos seres en red.
En red o enredados, ustedes elijan.
Justo en estos días, Emanuel Buenamelis, ingeniero, docente de la Universidad Arturo Jauretche y Director General de Sistemas informáticos de ENACOM; me decía que «falta dentro del Estado una fuerte capacitación a los funcionarios de primer nivel para tomar conciencia en materia de seguridad de la información».
Educar al soberano, que le dicen. Y si hasta Santiago Cafiero, jefe de Gabinete de Ministros, tiene que explicar hasta dónde se llega con la aplicación Cuid.Ar, una capacitación general no vendría nada mal.
Ahora bien, mientras siguen las discusiones en estas latitudes, y para poner más sal al asunto, apareció el CIO de la OMS, don Bernardo Mariano y anunció una «aplicación que permita a las personas verificar si están infectadas con Covid-19».
Este buen hombre dijo que el servicio está programado para este mes y que cualquier gobierno podrá «utilizar su tecnología subyacente para sus propias aplicaciones», y explicó que «la aplicación será valiosa para los países menos desarrollados con sistemas de salud frágiles, incluso en América del Sur y África, que podrían no tener los recursos necesarios para desarrollar tales aplicaciones».
Además, señaló que la OMS también estaba considerando la incorporación de la tecnología de rastreo de proximidad basada en Bluetooth a la aplicación, y que había estado en conversaciones con Apple y Google sobre la adopción de su tecnología desarrollada conjuntamente, que se espera para este mes.
Tachame la doble…