Iniciativas públicas y privadas generaron en la Argentina un entorno adecuado para el desarrollo de startups, algunas de las cuales alcanzaron este año valuaciones superiores a los US$1.000 millones, según distintos analistas.

Argentina «tiene grandes ventajas en el sector: recursos humanos altamente calificados, salarios muy competitivos por la particular situación macro; ventaja horaria (mismos usos que Estados Unidos y 6 horas de diferencia con Europa) y, en cuarto lugar, una gran población con conocimientos altos del inglés», dijo a la Agencia de Noticias Télam la economista Eva Sacco.

También remarcó la importancia de que el «sector se potencia y que se apoye desde el Estado y la política pública» identificándolo como «un sector estratégico, pero que debe estar en armonía con el resto de la economía y no transformarse en un cluster híper competitivo».
Al respecto, el titular de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación, Fernando Peirano, dijo que «hoy existe un sistema público basado en la promoción que apoya el surgimiento de estos nuevos actores y también un sistema de inversión privada que ha logrado una capilaridad importante en la identificación de casos con potencial».

Desde la consultora internacional KPMG, Felipe Díaz Ascuénaga, remarcó que «un factor importante para las startups es el ambiente dónde se mueven» pues las ideas «necesitan apoyo y orientación».
A modo de ejemplo citó el trabajo de la Fundación Endeavor como «uno de los grandes referentes desde el sector privado. Todos los líderes de las startups que son unicornios pasaron por Endeavor», acotó Ascuénaga.
También subrayó que «los desarrolladores argentinos están muy bien vistos, significativamente mejor que otros países; porque el desarrollador argentino es mucho más productivo».

«Hay una cantidad de gente que sabe programar y que es muy buena, pero eso no explica del todo el fenómeno. Hay un gen emprendedor» que se combina con una serie de factores, «principalmente con la educación», señaló.
Entre las acciones del sector público se cuentan la continuidad de la Fundación Sadosky, los concursos Emprender del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, así como las campañas para promover las carreras en ciencias, tecnología, ingeniería matemáticas y arte (Stem+a) articuladas con la industria del software.
«Las startups, las empresas de base tecnológica y los unicornios se destacan cuando integran y transforman capacidades que el sistema social y productivo de Argentina encierra y que por algún déficit no logra expresarse ya sea como un producto o proceso», sostuvo Peirano.
«En otras palabras, el emprendedor no es alguien que nada contra la corriente o alguien que logra un resultado a pesar del Estado o de su entorno como muchas veces indica una mirada sobre el tema basada en la perspectiva individualista. El emprendedor es un gran integrador, que tiene una enorme capacidad de síntesis», concluyo Peirano.

Fuente: Télam

Artículo anteriorCerca de 2.000 empresas pidieron registrarse en el régimen de economía del conocimiento
Artículo siguienteBanghó invirtió $ 590 millones para duplicar su producción y ampliar su planta